Q - R E A D Y B Y Q U I R N P R E V E N C I N

Cómo manejar la información para no caer preso del pánico

persona trabajadora pensando en el escritorio

Ahora la Guerra en Ucrania, antes la pandemia de la COVID-19. De repente, nuestras vidas se tambalean con la llegada de noticias que superan nuestra capacidad de afrontar situaciones tan dramáticas.

Parece que no pudiera estar pasando, por ejemplo, ahora, a las puertas de casa, dentro de la Europa del siglo XXI, pero cuando las informaciones sobre la guerra en Ucrania llegan hasta nuestros televisores y nuestros periódicos, debemos de repente afrontar que la cosa va en serio.

Los medios de comunicación no cesan en el martilleo constante de información y noticias sobre lo que ocurre, tal y como se supone que han de hacer. Por un lado, queremos saber qué ocurre, queremos estar informados del último bombardeo, pero cada vez que leemos u oímos información sobre ello nos sentimos mal, empezamos a tener lo que los expertos llaman “stress por sobreinformación”.

Se trata de una sobrecarga de información que nuestro cerebro se ve incapaz de procesar y elaborar y nos lleva a generar respuestas incluso emocionales, pasando factura en nuestra salud física y mental, ya que puede provocarnos ansiedad, angustia, tristeza e incluso pensamientos constantes que nos dificulten descansar.

En el mundo de las comunicaciones, de la información inmediata, de las redes sociales y de la inmediatez, se ha llegado incluso a denominar este efecto como infodemia, llegando a producirse en último extremo, la incapacidad para separar e identificar lo que es real de lo que no lo es.

A continuación, compartimos algunos tips para intentar que el efecto de tanta información a nuestro alrededor no nos cause un mal mayor:

Es importante estar informados, pero en el mundo digital en el que vivimos la información a veces nos llega sin buscarla, sin saber de dónde viene y por tanto sin saber de la veracidad de la misma. Por tanto, es importante discriminar de dónde nos llega la información, y no estar conectados constantemente a dicha información, decidiendo en qué momento del día querernos tener información. Es decir, CUÁNDO Y CÓMO quiero estar informado.

¿Cuánto tiempo vamos a dedicar a recibir información? Lo recomendable seria no más de media hora al día, o incluso más espaciado si nuestra salud mental se está viendo afectada por ello.

Hemos de escoger el momento en el que queremos recibir esa información, lo recomendable es en un momento de tranquilidad y nunca antes de irnos a dormir, ya que puede generar pensamientos intrusivos que nos generen dificultades para conciliar el sueño.

Es posible que haya llegado el momento de silenciar y dejar para otro momento cuentas en redes sociales que generan información con uso de violencia gratuita, o grupos de WhatsApp donde el tema de la guerra es un tema recurrente.

Si nos abordan sentimientos de culpa, sentimientos que no sabemos muy bien como calificar, no dejar que la angustia nos bloquee y nos condicione nuestra salud física y mental. Lo mejor que podemos hacer es pensar en la mejor manera de ayudar, contactar con alguna organización o institución de ayuda que actúen en la zona y que nos permitirá salir de la inactividad y del bloqueo que nos puede generar la situación.

Centrarnos y focalizarnos en el AQUÍ y AHORA personal. Centrarnos y focalizarnos en nuestra vida, nuestra realidad más inmediata, nuestro entorno familiar, social y laboral nos ayudará a poder disfrutar de nuestro día a día, aunque ello no implique olvidarnos y empatizar con las dificultades de los demás.