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La ansiedad como compañera de viaje

mujer trabajadora con ansiedad apoyándose la cabeza con las manos

Todos, en algún momento u otro de nuestra vida, hemos visto, sentido o incluso oído hablar de la Ansiedad. “he tenido un ataque de ansiedad”, “estoy ansioso”,” me produce ansiedad” son expresiones habituales que forman parte de nuestro día a día. Pero, sabemos realmente lo que es LA ANSIEDAD, ¿Cómo nos afecta? ¿Cómo identificarla? Y, sobre todo, ¿Cómo gestionarla o tratarla?

La ansiedad es una emoción que todo el mundo experimenta o ha experimentado en algún momento de su vida y que ayuda al organismo a prepararse, a estar alerta, para poder hacer alguna cosa importante. La ansiedad produce una reacción de activación intensa del sistema nervioso y por ello de todo el organismo. Aparece cuando se ha de actuar en una situación que implica un esfuerzo físico intenso o que se mantiene en el tiempo y que sirve, por tanto, para hacerle frente. Hacer frente a una amenaza o a un peligro que está ocurriendo en ese momento, o bien, que se interpreta que puede ocurrir en un futuro inmediato.

La ansiedad es una reacción normal y saludable en la mayoría de los casos. Por ejemplo, si vamos a afrontar una entrevista de trabajo o nos sometemos a una prueba o examen, nos pone en “alerta”. Pueden aparecer determinadas sensaciones físicas, como por ejemplo que el corazón nos late más rápido, la boca se seca, y que a medida que nos adaptamos a esa situación de tensión van a ir desapareciendo.

Si tenemos en cuenta, por tanto, que la ansiedad es una emoción normal en determinadas situaciones de tensión i/o alerta, este sería el primer paso para entender que el objetivo es aprender a convivir con ella, a la vez que aprendemos a gestionarla y tolerarla.

Por tanto, si la ansiedad resulta una emoción necesaria y habitual en nuestro día a día, ¿Dónde está el problema?, ¿Por qué hablamos de trastornos de ansiedad?

A grandes rasgos, cuando una persona padece ansiedad, nota sensaciones físicas desagradables como palpitaciones, mareos, temblores y sudoraciones. Se ha detectado una sensación de alarma real o imaginaria y todo el cuerpo se prepara para huir del peligro y sobrevivir.  Pero cuando la ansiedad aparece en situaciones donde no identificamos peligro o necesidad de actuación de forma inmediata, donde no es necesaria la respuesta de alerta, es en esos momentos donde hablamos de que la persona percibe los síntomas descritos como amenazantes, pudiendo desarrollar lo que conocemos como trastornos de ansiedad, ya que esas sensaciones vividas producen un fuerte malestar a la persona que las padece.

 

¿Cuáles serían los trastornos de ansiedad más habituales?

  • Ansiedad generalizada.
  • Fobias específicas.
  • Agorafobia.
  • Ansiedad por separación.
  • Trastorno de pánico.

Los trastornos de ansiedad constituyen uno de los grupos de trastornos mentales más frecuentemente diagnosticados. Las cifras nos indicarían que aproximadamente 1 de cada 5 personas tendrá un trastorno de ansiedad a lo largo de su vida. Si se trata de niños y adolescentes, esta cifra sería de alrededor de 6 de cada 100.

Tradicionalmente se ha considerado que la mujer tiene un mayor riesgo que los hombres de tener un trastorno de ansiedad. A la vez que el trastorno más frecuente dentro del grupo de trastornos de ansiedad es la fobia específica.

A su vez, hay estudios que indican que las personas con trastornos de ansiedad que no reciben ningún tipo de tratamiento, es probable que sufran una cronificación de los síntomas que padecen, pudiendo desarrollar otras enfermedades médicas como desórdenes gastrointestinales, problemas cardíacos, etc.

 

¿Cómo hacer la convivencia con la ansiedad más fácil?

Mantener Rutinas. Es muy importante poder seguir con el día a día y que la ansiedad “no gane terreno”. Hemos de esforzarnos en mantener las actividades habituales y no evitar aquellas que nos generan ansiedad para conseguir que ésta vaya disminuyendo hasta que desaparezca.

Practicar deporte. La actividad deportiva regular es muy recomendable en caso de sufrir ansiedad, ya que la activación física produce sensación de bienestar y regula la sensación de malestar producida por la ansiedad.

Tener buenos hábitos de alimentación y de sueño, manteniendo una vida saludable. Dormir menos horas de las recomendadas puede producir irritabilidad y/o estrés, lo que sería una puerta de entrada fácil a la ansiedad.

Limitar el consumo de excitantes como el café y el té y a su vez evitar el consumo de tóxicos como el cánnabis y el alcohol, ya que producirían efectos contrarios.

Estar activo a nivel social, ya que mantener un buen círculo de amistades es una buena herramienta para mantener los síntomas de ansiedad controlados, a la vez que compartir el malestar con el otro, nos puede ayudar a sentirnos aliviados y nos permite solicitar ayuda en el caso que fuera necesario.

Aprender a identificar y gestionar de forma correcta el ESTRÉS, ya sea como consecuencia de problemas laborales, familiares o sociales, ya que el estrés es uno de los primeros promotores de la ansiedad.

Vivir en una sociedad híper conectada, con presiones generalizadas para el cumplimiento de objetivos personales, laborales y sociales, puede hacer que mostremos ciertas dificultades de regulación del estrés, lo que, si no es identificado y por tanto no es gestionado de manera adecuada, puede llegar a producir síntomas de ansiedad, síntomas que pueden requerir de la ayuda profesional ya que tienen una afectación en nuestra vida personal, familiar, social y laboral importante.